pepe dixit

27 octubre, 2006

23 Reflexiones musicales

El otro día entre las páginas de un cuaderno que utilicé hace ya tres o cuatro años encontré un CD mientras rebuscaba unas notas cuando estaba parado en un semáforo. Como es habitual en mi nunca identifico lo que grabo por lo que no había ninguna indicación del contenido del CD así que lo introduje en el reproductor del coche esperando que hubiese suerte y pudiese escuchar algo mejor, o al menos que me gustase más, que lo que podía encontrar en la radio en ese momento. La primera canción que sonó fue “Sunshine of your love” de Cream. Hacía muchísimo tiempo que no la escuchaba y era una de las pocas canciones que yo creía que era capaz de interpretar con al guitarra, pero según iban pasando los compases empecé a darme cuanta de que si yo fuese Eric Clapton y oyese interpretar su canción a alguien en la forma en que yo lo hago faltaría poco para que arrobado me creyese con el derecho de asesinarlo y librar a la humanidad de semejante error de la naturaleza. ¡Coño. Qué no acierto ni una nota!

Desde entonces llevo un tiempo dándole vueltas a dos cosas: La primera es el hecho de cómo pueden tus recuerdos modificar la realidad, porque yo no era consciente de lo mal que lo hacía hasta que no volví a escuchar la canción. Hasta entonces mi recuerdo de la canción era prácticamente idéntico a mi interpretación de la misma. La segundo cosa que me inquieta es que para hacer las cosas mal no hace falta ningún talento en especial y ¡Ay! Yo me encuentro entre los poseedores de ningún talento especial.

15 octubre, 2006

22 Consenso sensato, o por qué los políticos debieran de saber matemáticas

Realmente el problema no reside en la toma consensuada de decisiones si no en la falta de un criterio que dirija y polarice la naturaleza de las decisiones que deben de tomarse. No hay nada de malo en intentar consensuar todas las decisiones y hay mucho de malo en forzar el consensuado de todas las decisiones. Hay decisiones que no deben de ser consensuadas y hay decisiones que obligatoriamente deberían de ser consensuadas (todas las que presenten un plazo de realización superior a la duración del mandato del miembro gobernante. En el caso de un gobierno nacional por ejemplo, la política de educación, la de gestión de los recursos naturales, la estabilidad presupuestaria…)

¿Cuáles son los problemas? Abusar del recurso del diálogo y de la búsqueda de consenso cuando no hay nadie capaz de imponer un criterio que lo organice todo y forzar el acuerdo, soluciones de compromiso las llaman, cuando este no puede ser alcanzado. ¿Por qué? Ahora es donde entran las matemáticas y en concreto la teoría de juegos (Porque todo, todo, es un juego). Hay un teorema de la teoría de juegos que muestra que en un escenario en el que haya una serie de jugadores - clientes con una serie de expectativas diversas y dispares, distintas entre los distintos jugadores, y un jugador – servidor con la misión de maximizar el grado de satisfacción de sus clientes la única estrategia que permite al servidor tener mínimamente satisfechos a todos sus clientes es la toma aleatoria de decisiones aleatorias y que el grado de satisfacción que alcanza cada cliente es muy pequeño. Nos encontramos por lo tanto que si los clientes tienen demandas caprichosas y disjuntas y el servidor quiere intentar quedar bien con todos (Esto es que ningún cliente vea rechazadas todas sus peticiones) primero: No lo conseguirá puesto que el grado de satisfacción de cada cliente es pequeño. Segundo: La única forma que tiene de intentarlo es generando una situación de caos tomando las decisiones al azar.

Parece pues, que para resolver la situación anterior solo hay dos alternativas: O el servidor establece un criterio y asume que no va a poder contentar a todo el mundo y / o los clientes deciden adoptar unos intereses comunes que faciliten la tarea del servidor. Las dos situaciones conducen al hecho de que es necesario de que se establezca un criterio que guíe y dirija la toma de decisiones.

Las matemáticas no dicen nada que no sepamos: Es muy difícil contentar a todos, pero ponen de relieve dos puntos muy importantes: No se debe intentar contentar a todo el mundo, por ello abusar del diálogo y de la búsqueda de consenso es un error, en un momento dado hay que tomar decisiones que no gustarán a parte de los implicados, y por otra parte el sistema corre el riesgo de colapsarse si los demandantes de servicios son excesivamente caprichosos. Un resultado, puede que inesperado, de todo esto es que que los gobernados tienen, auqnue no quieran asumirla, una parte importante de responsabilidad a la hora de conseguir que el gobierno sea eficaz y eficiente.

19 Generalizar es bueno y es necesario

No se puede generalizar. ¿La causa? Si lo haces puede que haya personas que se sientan ofendidas por verse incluidas dentro de un saco al que creen no pertenecer, por lo tanto no debes de generalizar. ¡Vale! Acabamos de cargarnos como mínimo 3000 años de pensamiento humano porque de acuerdo a eso las matemáticas son una aberración. Pitágoras fue un insensato cuando dijo aquello de que “TODO triángulo rectángulo verifica que el área del cuadrado construido sobre su hipotenusa es igual al la suma de las áreas de los cuadrados construidos sobre sus catetos” ¡A quién se le ocurre generalizar de esa manera y causarnos un problema tan gordo! Porque el mariconazo de él no solo lo dijo, como ya lo habían hecho algunos antes que él, lo realmente grave es que ¡Lo DEMOSTRO! ¿Y ahora que hacemos?

La capacidad de generalización y de manipular conjuntos abstractos es una de las herramientas más potentes de las que dispone el ser humano para manejarse por la vida. Podemos hablar de sillas y todo el mundo nos entiende sin necesidad de entrar en detalles sobre cada silla en particular. “Las sillas sirven para sentarse” ¿Solo sirven para eso y todas sirven para eso? No, evidentemente no, pero esa generalización la realiza todo el mundo todos los días a pesar de que haya sillas que, por ejemplo, por estar rotas puedan no servir como asiento. Sin embargo si tuviésemos que entrar en esas minucias constantemente sería imposible resolver la más trivial de las situaciones. A pesar de eso nos empeñamos en que generalizar no es bueno. Cierto es que esta restricción se aplica, por ahora, solamente al reducido caso de los juicios que conciernen a personas, hechos o usos y costumbres y que de alguna manera puedan herir u ofender a alguien (¿Excesivamente sensible?), con lo que probablemente el primer párrafo de esta entrada pueda ser acusado de tendencioso y falaz, pero el hecho cierto es que aún a pesar de eso generalizar, aunque incluya a personas o costumbres, sigue siendo bueno y necesario porque permite agrupar ideas y conceptos y facilita enormemente su transmisión.

El problema surge cuado una generalización cuyo único fin es el señalado antes, transmitir un concepto o una idea de forma eficaz, es elevado a la categoría de absoluto. Este no es un problema o un defecto de la generalización, es un error de la persona que la interpreta. Entonces ¿Por qué en vez de censurar las generalizaciones no censuramos la estulticia y la estupidez? Porque esta claro que a menos de que hablemos de matemáticas, cualquier generalización tendrá excepciones, muchas o pocas, pero las tendrá, pero de nuevo el fin de una generalización no es convertirse en un absoluto, solo presentar una idea de forma sencilla y eficaz. La estupidez y el exceso de sensibilidad, o a caso es que nos gusta sentirnos protagonistas y pensar que todo y todos giran en torno nuestro, las ponemos las personas que además, tenemos la costumbre de tratar los síntomas y no las causas de las enfermedades, no se si porque lo primero es más sencillo o lo segundo supone reconocer lo tontos y mezquinos que somos en ocasiones.

17 Las opiniones no son respetables

Hace ya mucho tiempo que constantemente repiten hasta la saciedad el hecho de que todas las opiniones son respetables y que eso no es más que una consecuencia inmediata de una de las bases en las que se debe de fundamentar cualquier espíritu libre, abierto y civilizado: Respetar la postura de la parte contraria. Políticos, contertulios de baratija de cualquier programa de sobremesa de cualquier canal de televisión, personajillos y famosillos, muchos de mis vecinos y de la gente con la que trato habitualmente… todos y cada uno de ellos, siempre que media algún conflicto y se ven obligados a participar en él, en algún momento exponen esta idea “Todas las posturas y opiniones son respetables”, para acto seguido… Vapulear, vilipendiar y menospreciar (Todas ellas curiosas maneras, ciertamente, de guardar respeto hacia algo) aquello con lo que no están de acuerdo. Por supuesto la sentencia también se esgrime, con ínfulas de dignidad, en el caso de que en vez de ser la parte agresora se encuentren con que son la parte agredida. Se reprocha continuamente la intolerancia y la intransigencia de cualquiera que critique y menosprecie las ideas ajenas, sobre todo si se comparten esas ideas, y por algún motivo que no entiendo se alaba a cualquiera que con un carácter melifluo proclame que él dialoga desde la tolerancia y el respeto a las opiniones contrarias.

¿Cómo puedes rebatir una idea sin criticarla? ¿Cómo puedes desmotar una tesis sin atacarla, sin buscarle las vueltas, sin señalar sus incoherencias? ¿No son acaso todo lo anterior formas irrespetuosas de considerar una idea? ¿No hay ideas que son, en el mejor de los casos, auténticas tonterías, se miren por dónde se miren? ¿Estas también son respetables? ¿No será, digo yo, que lo que pudiera ser respetable, en el mejor de los casos, no es la opinión si no la persona que la sustenta? Y aún así, si a una persona que con una frecuencia superior a la habitual es capaz, como decía Newton, de ver más allá de dónde ningún ser humano haya visto antes (que es algo que todos hacemos alguna vez), se le considera un genio y nadie se escandaliza por ello, entonces ¿Por qué a una persona que dice y hace tonterías (que también es algo que hacemos todos algunas veces), con una frecuencia superior a la normal no se le puede llamar tonto?

Si yo dijese ahora, por ejemplo, que “La mujer debe, por naturaleza, servir al hombre” ¿Sería acaso esta idea respetable? ¿Soy yo respetable por el hecho de sostener semejante disparate? La idea es un disparate en cualquier momento y en cualquier lugar, la persona que sostiene semejante postura debe de ser juzgada teniendo en cuenta dónde, cuándo y por qué dijo tal cosa, todos los hombres son hijos de su tiempo, pero es evidente que al igual que hay ciertas combinaciones de dónde, cuándo y por qué que no permiten juzgar a la persona, si que hay otras que permiten juzgarlo y que no pueden tener como consecuencia un veredicto positivo. Tenemos pues que la idea es una sandez y que el ideólogo puede ser un sandio (que es la persona que dice sandeces), lo que es una situación bastante alejada del principio de respetabilidad de las ideas.

Institucionalizar la inviolabilidad de las ideas y las opiniones como un principio fundamental supone restringir enormemente cualquier posibilidad de crítica y por lo tanto de cambio. ¿Por qué, entonces, se insiste tanto en considerar como fundamental ese principio? Yo apuesto por el ego y el orgullo. Tendemos a identificarnos con lo que pensamos hasta el punto de considerar que son la misma cosa y por lo tanto cualquier reproche o crítica a alguna idea nuestra no pede ser si no un ataque hacia nuestra persona.

12 octubre, 2006

13 Cosas que no deben decirse en voz alta

A veces elevo un poco la voz, sobre todo cuando me animo. Una de las consecuencias es que una conversación que en principio se mantenía en términos estrictamente privados pasa a ser, al menos en parte (la mía), del dominio público si alguno de los que están alrededor decide prestar atención a mis palabras. Esto me importa bastante poco y no suelo concederle mayor importancia pero hay ocasiones en las que me gusta jugar a adivinar los pensamientos de esos oyentes fortuitos observando sus reacciones según voy hablando.

Suelo reirme bastante de mi mismo y eso en general causa regocijo en los que escuchan. Me gusta contar las historias haciéndolas disparatadas y absurdas y eso también suele causar diversión. A veces hablo de cosas que nadie entiende y entonces, en muchas ocasiones, surge la indiferencia. Nada de extraordinario en todo ello, son reacciones bastante corrientes y previsibles ante manifestaciones en apariencia intrascendentes. Sin embargo el otro día mi voz se elevó, mi risa también, cuando le decía a un amigo que tengo la impresión de que vivimos unos tiempos de pensamiento único y dirigido, de total ausencia de crítica, y de ufanamiento y fatuidad generalizados. Que esa actitud se potencia desde los centros de poder y de gobierno, previsible, y lo que es peor, desde muchos de los autoproclamados bastiones de defensa de la libertad y del pensamiento crítico frente a los abusos de los poderosos (entiéndase por ello a gran parte de la prensa, escrita, radiofónica y televisiva y al pelotón cultural progresista (Escritores, actores, músicos, etc...),
y muchos de los no progresistas también, que pueblan el zoo mediático que nos rodea). De forma que cada vez que uno tiene la desgracia de oir hablar a alguno de los personajillos en cuestión no puede si no convencerse de que el individuo no dice otra cosa que sandeces las más de las veces y que a pesar de ello está sumamente alegre por haberse conocido, hechos por los cuales, en otro tiempo, habría sido considerado sin duda alguna como un idiota. Pero hoy en día no es así, se considera como verdad inmutable que:
  1. Todas las opiniones son respetables.
  2. No se puede ni se debe generalizar.
  3. El consenso y el diálogo son las herramientas con las cuales se deben de resolver los problemas.
¡Mentira! Todas y cada una de ellas. En este punto las caras de la vecindad, que eran unos cuantos que ya escuchaban sin disimulo alguno, mudaron de color. La condescendencia dió paso a cuchicheos, miradas incrédulas, rostros indignados y muecas despectivas. Sospecho que su opinión de mi no debía de ser en aquellos momentos muy favorable. Hay cosas que no se pueden decir en voz alta, pero es verdad, no estoy de acuerdo con ninguna de ellas y creo que son la causa de que cada vez nos volvamos más bobos, por mucho que muchos, muy importantes algunos, las defiendan, las adornen, las ensalcen y supuestamente las tomen como bandera de un mundo justo y libre. Son una tontería supina. Luego contaré por qué.

05 octubre, 2006

12 Sin título (por el momento)



Carlos dice: 'Princes of the Universe'
Pepedixit: No, que es muy pretencioso.
Carlos dice: (descojonandose por lo anterior) 'Homenaje a mi mentor'
Pepedixit: (descojono) 'Yo y mi máscara'... ¡No! ¡Dejemos que sean mis lectores los que decidan!

¿Cómo debería titularse este magnífico retrato realizado por Carlos en el cual se refleja perfectamente la personalidad e inquietudes de esta mente del siglo XXV atrapada en el siglo XXI?

Entrada escrita por Carlitos, que se siente muy ofendido porque nadie ha reparado en la genialidad que supone el título de este blog (que fue idea suya).

04 octubre, 2006

10 Sorpresas

Ayer pasé por un sitio por el que hacía unos cuantos años que no había vuelto. Había estado allí siempre de noche y mi presencia no tuvo nunca otro objeto más que el de dejar que la naturaleza siguiese su curso mientras yo y ella hacíamos cosas de personas mayores dentro del coche. Cuál fue mi sorpresa, ayer, cuando vi por primera vez el sitio a la luz del día y sin el entendimiento arrebatado por el cuerpo de una mujer. ¡Coño! ¡Si hay una iglesia! ¡Enfrente de donde aparcaba el coche hay una iglesia! ¡Y bien grande! Intento hacer memoria. Me acuerdo de mi, la recuerdo a ella, al coche también, pero la iglesia... No aparece por ningún lado.