pepe dixit

24 julio, 2007

La búsqueda de la perfecta imperfección (II)

No se cuanto tiempo hace que no escribo aqui. No es por falta de ideas, supongo que si por falta de ganas y algo de pereza. La última vez tenía la idea de escribir sobre lo que yo llamo la "Perfecta Imperfección" y su búsqueda porque según entiendo todo gira, o debería hacerlo, en torno a ello. De ahí el comentario acerca de las dos formas de hacer las cosas, la mala, que no entiende de perfectas imperfecciones, y otra que si que lo hace. A dia de hoy, y a raiz de aquella discusión, hablamos de la cuarta ley de la termodinamica (Para los legos en física la termodinámica únicamente tiene tres leyes) que dice más o menos que "Solo hay 2 formas de hacer las cosas: La mala y la nuestra". Para llegar a esta sorprendente conclusión nos hizo falta el gorro de pensar, uno como el de la foto, pero en rojo y negro. Está en una estantería en el estudio y cada vez que alguno quiere decir algo que considera que es importante está obligado a ponérselo y pensar dos veces antes de hablar. En caso de que bajo la influencia del gorro la idea siga pareciendo buena puede comunicarla libremente, en caso contrario... también. Las tonterías siempre son bien recibidas. El gorro también se utiliza cuando alguien se encuentra bloqueado y no encuentra la manera de resolver un problema. No estoy muy seguro de que ayude, pero... Nunca se sabe.

La perfección no existe y de hacerlo desde luego no está a tu alcance. Hacer las cosas lo mejor que te sea posible... es la perfecta imperfección.

03 junio, 2007

La búsqueda de la perfecta imperfección (I)

No lo recordaba, pero al ver que todos asentían con la cabeza tuve que dar por cierto lo que me contaba Tomás al recordar que en su primer día de trabajo pensó que tal vez no había sido muy buena idea venirse a trabajar con nosotros al oirme decir que "Hay dos formas de hacer las cosas: La mala, y la mía". Así, tal cual dicha, la verad es que emana un poco, o un mucho, de suficiencia (vale, y también de prepotencia). La verdad, también, es que aunque no recordaba haberlas pronunciado, y que en la mayoría de las ocasiones subscribirlas sería del género tonto, me halagó saber que esas palabras eran mias. Cosas del ego.

02 abril, 2007

El niño y la coctelera

Hace unas semanas compré una coctelera. Por capricho, evidentemente, y también porque en el fondo y en la superficie sigo siendo un crio al que le gusta jugar a ser lo que no puede ser. Así que el primer coctel que preparamos fue el brebaje que engulle en todas sus películas el señor Bond. Una medida y media de martini para aromatizar los hielos y siete medidas de vodka para alegrar el cuerpo, a ver si, por casualidad (¿por qué no?), aprendemos, o se nos pega, algo de las maneras del señor espía.

Después del lingotazo llegó el sueño, y de que manera, y la siguiente pregunta ¿Cómo es posible que alguien, después de beberse un par de copazos de estos, pueda primero trajinarse a la chica después matar al malo y finalmente volverse a dar otro revolcón con la chica? Porque yo, en el mejor de los casos, si consiguiese levantarme del sillón, lo más probable es que matase a la chica, y no por éxtasis sexual precisamente, el aburrimiento sería más plausible, y acabase en la cama con el malo.

Igual por eso sigo siendo un crio, con poca mañana para las mujeres. Solo igual.

25 marzo, 2007

La vida del poeta

Así lo llamó el viernes Rubén: La vida del poeta. Nunca lo he sido, mi sensibilidad no aflora de ese modo, al gunos dirán que no lo hace de ningún otro, pero lo cierto es que me gusta como refleja y entona el concepto del que yo le hablaba.

Antes, cuando no tenía un duro y las cosas no iban bien, ni tampoco mal, simplemente no iban, yo tenía ideas sobre muchas cosas, la mayoría relacionadas con lo que me interesa y me divierte. No me había dado cuenta pero me gustaba mucho, de alguna forma eso es lo que yo soy. Aparecían normalmente al levantarme mientras me duchaba, las más de las veces, o me afeitaba. Reflexionaba, leía y llenaba cuadernos con notas sobre ellas. Por ahí están, algunos perdidos y otros, junto con otros libros, amontonados en una estantería en mi habitación. Nunca pensé ni me importó si eran buenas o malas, según llegaban yo me entretenía con ellas. Algunas de ellas no me condujeron a nada, sobre otras de ellas se sustenta mi trabajo actual y el resto de vez en cuando vienen a mi recuerdo para nuevamente volver a perderse en el olvido. El otro día volvió a sucederme. Otra vez mientras estaba en la ducha. Unas horas después, en un rato libre, al buscar el cuaderno con la intención de divagar sobre ello, me di cuenta de que hacía mucho tiempo que ya no hacía ese tipo de cosas. Ahora todas las notas que tomo están orientadas y relacionadas con los proyectos en los que trabajo y no hay referencia alguna a ideas disparatadas o que apunten en otra dirección distinta a aquello que me da de comer. Sigo teniendo ideas sobre cosas nuevas que ensayar y como orientar y canalizar mi energía cuando trabajo, pero siempre tienen el condicionante de la viabilidad económica y la factibilidad y facilidad de realización. Ideas que se aparten de esas directrices hasta el otro día, ninguna. ¿Desde cuándo? Más o menos desde hace un año, más o menos desde que ya no tengo que buscarme la vida hasta debajo de las piedras, más o menos desde que, eso creía yo, ahora no estoy tan seguro, las cosas me van bien, más o menos desde que como dice Rubén dejé de vivir la vida del poeta.

Miro el extracto de la cuenta y veo el saldo, hay dinero más que suficiente para pasarme dos o tres años viviendo la vida del poeta otra vez. Pienso en que por qué no dejarlo todo y cambiar de nuevo aunque no se muy bien a qué. Hace un par de meses me propusieron irme a Siria a intentar poner en marcha una fábrica de telas asfálticas. Contemplo la posibilidad con mucha nostálgia. Hace seis años yo realizaba ese tipo de trabajo. Creo que era bueno en ello, al menos me pagaban como si lo fuese, pero desde luego feliz, no era. Por eso cambié y pasé a estar cuatro años sin ganar un duro pero haciéndo algo que me gusta y permite canalizar mi creatividad de alguna manera. Así ha sido durante los últimos cinco años, hasta que el otro día, al buscar el cuaderno, vi la historia desde otro punto de vista.

¡Ay! ¡Yo que siempre me había preciado de ser capaz de escapar de la rueda! Ahora me encuentro con compromisos y obligaciones que hacen que no sea factible, o al menos ético, dar el salto por ahora. La culpa es del dinero, solo suya y de mi querencia y necesidad de él. Me parece que durante un tiempo, quién sabe si para siempre, voy a tener que seguir dándo vueltas en ella.

18 marzo, 2007

50 El rio

Siempre me había parecido que había cuatro opciones en esto de las relaciones laborales:
Pudes dejarte arrastrar por la corriente, uedes nadar con la corriente, o bien intentar hacerlo contra ella y finalmente puedes cansarte y salirte del rio. Hasta que esta mañana se me ha pasado el calentón tenía el firme propósito de hacer esto último, ahora, más templado me dado cuenta de que también puedes, o al menos intentarlo, desviar su curso o construir na presa, en suma: Engañar al rio. Solo es un juego, a ver quién es más listo.

11 marzo, 2007

49 Al cruzar el límite

Todos tenemos límites y por algún motivo, en ocasiones, nuestra boca, animada con vida propia y ajena a nuestra voluntad, nos coloca en la tesitura de tener que demostrar si somos capaces de superarlos (Es lo que tiene ser hombre y que la testosterona controle tu vida). Y eso fué más o menos lo que ocurrió ayer. Salí a cenar con unos amigos, como todos los años por estas fechas. Hace unos cuantos años habría sido impensable que no nos hubiésemos juntado en un bar, sin novias (ahora mujeres) por supuesto, para ver el partido y beber cerveza y en vez de ello salir a cenar con las respectivas parejas, pero a día de hoy a nadie se le hubiése ocurrido posponer una cena para poder ver el partido. Hablamos de todo y en un momento dado a Tomás se le ocurre proponer que por cada gol del Madrid, por los que no daba un duro, debiéramos de bebernos dos tequilas, y es aquí dónde empieza a desmadarse el sentido común y gestarse el desatino porque a continuación propongo, entre risas, hacer lo mismo por cada gol del Barsa. Terminada la cena nos acercamos a un bar de copas próximo, al que no creo que volvamos (es probable que no nos dejen), dónde al enteramos del resultado del partido nadie, del genero masculino, se planteó que a lo mejor, solo a lo mejor, cumplir lo pactado iba a ser excesivo (el honor y el orgullo por encima de todo), y dónde quedo claro que aunque hayamos llegado a este mundo hace cosa de 32 años nuestro cerebro dejó de progresar, en el mejor de los casos, a los 15. Un tequila, dos tequilas, tres tequilas, cuatro tequilas, cinco tequilas, "Oye ¿No estamos bebiendo demasiado rápido?", seis tequilas, siete tequilas, ocho tequilas, "No se si vamos a ser capaces de llegar a los 12", nueve tequilas, diez tequilas y... Efectivamente, estábamos bebiendo demasiado rápido y no íbamos a ser capaces de llegar a los 12. Lo siguiente que recuerdo es el sabor de la bilis en mi boca y el sudor frio cayéndome por la frente y la espalda mientras una de las chicas, no recuerdo quién, me sentaba en un banco, creo que después de sacarme, no se como, del baño. Después de esto otra enorme laguna y mi llegada a rastras hasta mi cama. Hace años esto hubiése sido motivo de chanza, risas y burlas. Hoy también, es más que probable que hablemos de esta noche, de la que no recuerdo nada, durante muchos años, pero creo que esta vez nos hemos pasado y desde luego no es que esté precisamente orgulloso: ¡No fuimos capaces de llegar a los 12! y me estoy planteando que tal vez mi cuerpo haya dicho que se acabó, que ya no más.

01 marzo, 2007

47 Ideas comerciales para las tiendas de ropa o es que los hombres solo pensamos en eso...

Comentario del hermano de un amigo sobre una tienda de ropa (¿Berska?):
"La música cojonuda, el ganado impresionante, solo faltan que también pongan copas"

Y aunque discrepo en lo de la música, en lo demás estoy de acuerdo.