pepe dixit

15 octubre, 2006

17 Las opiniones no son respetables

Hace ya mucho tiempo que constantemente repiten hasta la saciedad el hecho de que todas las opiniones son respetables y que eso no es más que una consecuencia inmediata de una de las bases en las que se debe de fundamentar cualquier espíritu libre, abierto y civilizado: Respetar la postura de la parte contraria. Políticos, contertulios de baratija de cualquier programa de sobremesa de cualquier canal de televisión, personajillos y famosillos, muchos de mis vecinos y de la gente con la que trato habitualmente… todos y cada uno de ellos, siempre que media algún conflicto y se ven obligados a participar en él, en algún momento exponen esta idea “Todas las posturas y opiniones son respetables”, para acto seguido… Vapulear, vilipendiar y menospreciar (Todas ellas curiosas maneras, ciertamente, de guardar respeto hacia algo) aquello con lo que no están de acuerdo. Por supuesto la sentencia también se esgrime, con ínfulas de dignidad, en el caso de que en vez de ser la parte agresora se encuentren con que son la parte agredida. Se reprocha continuamente la intolerancia y la intransigencia de cualquiera que critique y menosprecie las ideas ajenas, sobre todo si se comparten esas ideas, y por algún motivo que no entiendo se alaba a cualquiera que con un carácter melifluo proclame que él dialoga desde la tolerancia y el respeto a las opiniones contrarias.

¿Cómo puedes rebatir una idea sin criticarla? ¿Cómo puedes desmotar una tesis sin atacarla, sin buscarle las vueltas, sin señalar sus incoherencias? ¿No son acaso todo lo anterior formas irrespetuosas de considerar una idea? ¿No hay ideas que son, en el mejor de los casos, auténticas tonterías, se miren por dónde se miren? ¿Estas también son respetables? ¿No será, digo yo, que lo que pudiera ser respetable, en el mejor de los casos, no es la opinión si no la persona que la sustenta? Y aún así, si a una persona que con una frecuencia superior a la habitual es capaz, como decía Newton, de ver más allá de dónde ningún ser humano haya visto antes (que es algo que todos hacemos alguna vez), se le considera un genio y nadie se escandaliza por ello, entonces ¿Por qué a una persona que dice y hace tonterías (que también es algo que hacemos todos algunas veces), con una frecuencia superior a la normal no se le puede llamar tonto?

Si yo dijese ahora, por ejemplo, que “La mujer debe, por naturaleza, servir al hombre” ¿Sería acaso esta idea respetable? ¿Soy yo respetable por el hecho de sostener semejante disparate? La idea es un disparate en cualquier momento y en cualquier lugar, la persona que sostiene semejante postura debe de ser juzgada teniendo en cuenta dónde, cuándo y por qué dijo tal cosa, todos los hombres son hijos de su tiempo, pero es evidente que al igual que hay ciertas combinaciones de dónde, cuándo y por qué que no permiten juzgar a la persona, si que hay otras que permiten juzgarlo y que no pueden tener como consecuencia un veredicto positivo. Tenemos pues que la idea es una sandez y que el ideólogo puede ser un sandio (que es la persona que dice sandeces), lo que es una situación bastante alejada del principio de respetabilidad de las ideas.

Institucionalizar la inviolabilidad de las ideas y las opiniones como un principio fundamental supone restringir enormemente cualquier posibilidad de crítica y por lo tanto de cambio. ¿Por qué, entonces, se insiste tanto en considerar como fundamental ese principio? Yo apuesto por el ego y el orgullo. Tendemos a identificarnos con lo que pensamos hasta el punto de considerar que son la misma cosa y por lo tanto cualquier reproche o crítica a alguna idea nuestra no pede ser si no un ataque hacia nuestra persona.

2 Comentarios:

Blogger Dulcinea said...

Menos mal que has puntualizado que lo de que la mujer debe servir al hombre es un ENORME DISPARATE, pues eso faltaba¡¡¡. ;)

Me he levantado cañera hoy...eh? Opino de todo...Ayssss debe ser este ganglio inflamado que además de provocarme fiebre, me tiene sin poder hablar todo el fin de semana y claro...estoy que bufo¡¡¡
Bueno...desde mi silencio forzado (al menos a nivel oral), pensaré en tu reflexión...

besetes.

2:10 p. m.  
Blogger Ana said...

No necesariamente, Pepe, joder, relativiza un poco.

Se pueden juzgar las ideas sin juzgar al que las emite...imagínate que estás jugando magistralmente al abogado del diablo...que nadie lo nota...

Una cosa eres tú, y otra las cosas que se te pasan por la cabeza en momentos determinados de tu vida. No puedes pensar que quien critica alguna de esas ideas te esté criticando a tí forzosamente. Aunque por desgracia, es la tónica general.
Un beso...qué prolífico estás...voy a ver qué más te cuentas.

7:09 p. m.  

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