1 Prioridades y el rumbo de tu vida
Ahora que casi todos los que en su momento formamos un grupo de amigos están casados y son o piensan ser ser papás prudentes y responsables deudores de una hermosa hipoteca, experimento la sensación de no pertenecer ya al mundo que ellos habitan. Ya no nos vemos más que de vez en cuando y en ocasiones muy señaladas y la última vez que acudí a tan ínclito acontecimiento me encontré frente a diez personas en las que si bien físicamente yo reconocía a mis amigos sus palabras y sus modos me hacían pensar que los recuerdos que de ellos yo tenían eran tan solo fantasías mías de un mundo feliz que nada tenía que ver con la cruda realidad a la que me enfrentaba. Indicios de que algo estabacambiando venían sucediéndose en los últimos tiempos pero aquel día inmerso, entre pasmado y aburrido, en conversaciones relativas a la calidad de la cunas, ropa para niños, proyectos de vacaciones familiares, niño para arriba, niño para abajo, trabajo va, trabajo viene, me pagan poco, me pagan mucho... me di cuenta de que yo definitivamente había dejado de pertenecer a aquel círculo. No es que ya no te ajunte, pero si es que me interesa bastante poco lo que me cuentas, y asumo que el sentimiento es recíproco, o al menos lo sospecho.
Lo sospecho porque ante una perorata relativa a las características y precios de las sillas de paseo para el niño (niña en este caso) yo me quedo sin palabras, y cuando hablo acerca de alguno de los proyectos en los que ando trabajando o que quiero poner en marcha me responden con risitas y chistes, muy manidos ya porque son los de siempre (Al parecer hay dos opciones: O algún día hago saltar el planeta por los aires o bien acabo en un manicomio), para acto seguido volver al tema de las sillas de paseo, o plantear unas vaciones en común todos juntos(¡Dios mio que horror!), o, todavía peor (y parecía imposible), entrar en un eterno lamento relativo a lo poco que me pagan para lo mucho que trabajo y las posbilidades de promoción laboral que ahora mismo se me ofrecen, porque claro hay que pensar muy bien lo que vas a hacer no sea que te equivoques y al final te encuentres peor de lo que estas ahora.
Mi versión de los hechos es más o menos la que sigue:
Me importa un rábano si te pagan mucho o te pagan poco, y no es que no me preocupe por tí, es que si no estás conforme con tu situación laboral cámbiala, y si no lo intentas siquiera, entonces no te quejes. Me importa menos todavía si sales de trabajar todos los días a las nueve de la noche, a mi, y a otros muchos, eso también nos pasa a veces. Ni sé ni quiero saber dónde crees que vas a estar dentro de cinco años, ocúpate del aquí y del ahora y no pierdas el tiempo con tonterías. No tengo ningún interés en saber si tal o cual sillita de paseo es más o menos funcional o si has decorado de tal o de cual manera el baño y desde luego no necestias mi aprobación ni mi aplauso por ello.
¿Tienes todas tus necesidades básicas cubiertas? ¿Tienes a alguien que te quiere, puedes pagar tu casa y lo que te cuesta vivir todos los meses y tienes salud? (La respuesta en todos lo casos es si) ¿Entonces por qué te preocupas por todas esas tonterías? Disfruta con tu trabajo y si no puedes hacerlo cámbialo, compra la silla que más te guste, decora el baño como más te apetezca y deja de preocuparte por lo que los demás puedan pensar. Entiende que es más importante, básicamente porque vas a tener que hacerlo todos los días de tu vida, tener un puesto de trabajo del que puedas disfrutar que un puesto de trabajo importante pero que te aburra o no te guste, asume que la seguridad es una ficción, una quimera que no existe y no te preocupes por ello, y finalmente deja de decir chorradas y acuérdate de que siempre que nos hemos ido de vacaciones todos juntos hemos vuelto peleados. Y ya, llegados a este punto, mira a ver si de paso podéis volver a hablar de ideas, de proyectos y de ilusiones. De mujeres fatales y de mujeres normales, de cosas sensatas y de cosas estúpidas pero divertidas. De libros no, porque nunca lo habéis hecho. A ver si dejais ya de comentar escandalizados que el año pasado cuando volvimos al hotel a las 5 de la mañana yo me bañé desnudo en la piscina y reconocéis que os hubiése gustado hacerlo pero que recurristeis al bañador para esconder esa estampa barriguda que os avergüenza. En fin, que a ver si volvéis a cogerle el gustillo a eso de vivir.
En algún momento su mundo torció a la derecha y el mio giró a la izquierda. Le pregunté a mi padre si mi versión era correcta y si a todo el mundo le pasa eso en algún momento. Me contestó que en general llegado un momento las personas se hacen mayores, maduran, asumen responsabilidades y afrontan la vida de otra forma y sus prioridades cambian. Y que, aunque a mi me puedan parecer ridículas y no sea capaz de entenderlas, la vida te ofrece otras muchas satisfacciones además de las que yo conozco y de las que yo participo, pero que yo no debo de preocuparme por eso porque dada mi incapacidad para tener una relación estable con alguien del género femenino es poco probable que me llegue a ocurrir.
El fin de semana pasado volvimos a coincidir todos. Los que viven fuera vienieron y los que vivimos aquí no nos fuímos. Me llamaron a eso de las 10 de la noche del viernes, estaban ya todos reunidos y querían saber cuándo iba a llegar por esperarme allí dónde estaban o cambiar de sitio. Puse una excusa muy tonta y emplacé el encuentro para el día siguiente. El sábado volví a hacer lo mismo solo que esta vez el aplazamiento fué sine die, para la próxima vez que volvamos a estar todos disponibles, que vaya usted a saber cuándo será... Bien pues ese día parece haber llegado. Dentro de tres semanas Sergio, mi compañero de piso, le gusta hablar de mujeres fatales y cuando le hablan de cunas contesta con un lacónico "Ya", quiere inagurar con una cena o algo parecido nuestra nueva casa (Nos cambiamos la semana que viene). A mi la perspectiva de meterlos a todos juntos en mi casa me asusta, de pocos en pocos todavía los manejo y consigo que no se hable de cunas y de hipotecas, pero con todos a la vez no hay nada que hacer. Me da pavor no poder irme cuando me empiece a aburrir.
Ahora que casi todos los que en su momento formamos un grupo de amigos están casados y son o piensan ser ser papás prudentes y responsables deudores de una hermosa hipoteca, experimento la sensación de no pertenecer ya al mundo que ellos habitan. Ya no nos vemos más que de vez en cuando y en ocasiones muy señaladas y la última vez que acudí a tan ínclito acontecimiento me encontré frente a diez personas en las que si bien físicamente yo reconocía a mis amigos sus palabras y sus modos me hacían pensar que los recuerdos que de ellos yo tenían eran tan solo fantasías mías de un mundo feliz que nada tenía que ver con la cruda realidad a la que me enfrentaba. Indicios de que algo estabacambiando venían sucediéndose en los últimos tiempos pero aquel día inmerso, entre pasmado y aburrido, en conversaciones relativas a la calidad de la cunas, ropa para niños, proyectos de vacaciones familiares, niño para arriba, niño para abajo, trabajo va, trabajo viene, me pagan poco, me pagan mucho... me di cuenta de que yo definitivamente había dejado de pertenecer a aquel círculo. No es que ya no te ajunte, pero si es que me interesa bastante poco lo que me cuentas, y asumo que el sentimiento es recíproco, o al menos lo sospecho.
Lo sospecho porque ante una perorata relativa a las características y precios de las sillas de paseo para el niño (niña en este caso) yo me quedo sin palabras, y cuando hablo acerca de alguno de los proyectos en los que ando trabajando o que quiero poner en marcha me responden con risitas y chistes, muy manidos ya porque son los de siempre (Al parecer hay dos opciones: O algún día hago saltar el planeta por los aires o bien acabo en un manicomio), para acto seguido volver al tema de las sillas de paseo, o plantear unas vaciones en común todos juntos(¡Dios mio que horror!), o, todavía peor (y parecía imposible), entrar en un eterno lamento relativo a lo poco que me pagan para lo mucho que trabajo y las posbilidades de promoción laboral que ahora mismo se me ofrecen, porque claro hay que pensar muy bien lo que vas a hacer no sea que te equivoques y al final te encuentres peor de lo que estas ahora.
Mi versión de los hechos es más o menos la que sigue:
Me importa un rábano si te pagan mucho o te pagan poco, y no es que no me preocupe por tí, es que si no estás conforme con tu situación laboral cámbiala, y si no lo intentas siquiera, entonces no te quejes. Me importa menos todavía si sales de trabajar todos los días a las nueve de la noche, a mi, y a otros muchos, eso también nos pasa a veces. Ni sé ni quiero saber dónde crees que vas a estar dentro de cinco años, ocúpate del aquí y del ahora y no pierdas el tiempo con tonterías. No tengo ningún interés en saber si tal o cual sillita de paseo es más o menos funcional o si has decorado de tal o de cual manera el baño y desde luego no necestias mi aprobación ni mi aplauso por ello.
¿Tienes todas tus necesidades básicas cubiertas? ¿Tienes a alguien que te quiere, puedes pagar tu casa y lo que te cuesta vivir todos los meses y tienes salud? (La respuesta en todos lo casos es si) ¿Entonces por qué te preocupas por todas esas tonterías? Disfruta con tu trabajo y si no puedes hacerlo cámbialo, compra la silla que más te guste, decora el baño como más te apetezca y deja de preocuparte por lo que los demás puedan pensar. Entiende que es más importante, básicamente porque vas a tener que hacerlo todos los días de tu vida, tener un puesto de trabajo del que puedas disfrutar que un puesto de trabajo importante pero que te aburra o no te guste, asume que la seguridad es una ficción, una quimera que no existe y no te preocupes por ello, y finalmente deja de decir chorradas y acuérdate de que siempre que nos hemos ido de vacaciones todos juntos hemos vuelto peleados. Y ya, llegados a este punto, mira a ver si de paso podéis volver a hablar de ideas, de proyectos y de ilusiones. De mujeres fatales y de mujeres normales, de cosas sensatas y de cosas estúpidas pero divertidas. De libros no, porque nunca lo habéis hecho. A ver si dejais ya de comentar escandalizados que el año pasado cuando volvimos al hotel a las 5 de la mañana yo me bañé desnudo en la piscina y reconocéis que os hubiése gustado hacerlo pero que recurristeis al bañador para esconder esa estampa barriguda que os avergüenza. En fin, que a ver si volvéis a cogerle el gustillo a eso de vivir.
En algún momento su mundo torció a la derecha y el mio giró a la izquierda. Le pregunté a mi padre si mi versión era correcta y si a todo el mundo le pasa eso en algún momento. Me contestó que en general llegado un momento las personas se hacen mayores, maduran, asumen responsabilidades y afrontan la vida de otra forma y sus prioridades cambian. Y que, aunque a mi me puedan parecer ridículas y no sea capaz de entenderlas, la vida te ofrece otras muchas satisfacciones además de las que yo conozco y de las que yo participo, pero que yo no debo de preocuparme por eso porque dada mi incapacidad para tener una relación estable con alguien del género femenino es poco probable que me llegue a ocurrir.
El fin de semana pasado volvimos a coincidir todos. Los que viven fuera vienieron y los que vivimos aquí no nos fuímos. Me llamaron a eso de las 10 de la noche del viernes, estaban ya todos reunidos y querían saber cuándo iba a llegar por esperarme allí dónde estaban o cambiar de sitio. Puse una excusa muy tonta y emplacé el encuentro para el día siguiente. El sábado volví a hacer lo mismo solo que esta vez el aplazamiento fué sine die, para la próxima vez que volvamos a estar todos disponibles, que vaya usted a saber cuándo será... Bien pues ese día parece haber llegado. Dentro de tres semanas Sergio, mi compañero de piso, le gusta hablar de mujeres fatales y cuando le hablan de cunas contesta con un lacónico "Ya", quiere inagurar con una cena o algo parecido nuestra nueva casa (Nos cambiamos la semana que viene). A mi la perspectiva de meterlos a todos juntos en mi casa me asusta, de pocos en pocos todavía los manejo y consigo que no se hable de cunas y de hipotecas, pero con todos a la vez no hay nada que hacer. Me da pavor no poder irme cuando me empiece a aburrir.
10 Comentarios:
Que heavy tu padre. Es curioso ver, que aunque crezcas y te hagas mayor, las dudas existenciales te amedrantan. Y se recurre a la experiencia de un padre para solventarlas. Curioso.
por cierto el verbo amedrantar existe? Me rayo.
Niña....si existe. Es la versión decente del recurrente acojonar.
Pepe....hay dudas irresolubles....pasas de la cuna y el colchon de fibra de coco antiacaros, a la necesidad o no de cumplir el plan estatal de vacunas, a el tipo de educación por la que apuestas, a....
Y llevo tres años, sin resolver. Solo la del colchón.
Que mala leche tienes, nene!! jajaja
Tuve suerte, yo giré, mis amigos de siempre (pocos pero escogidos deliciosamente) igual pero con cunas... seguimos discutiendo de libros, de política, de vida, de muertes ficticias o no... a veces en esa vida entran niños que se educan o barbaridades de las mías... da igual! prioridades conjuntas que siempre fueron aunque cambien las circunstancias de unos y otros asi que... no será que esas circunstancias se hacen ahora más patentes para tí pero que hace mucho que fueron distintas?
Crecer conjuntamente nunca es fácil pero hay formas, o nexos inamovibles aunque... tienen que existir previamente, baby, jeje.
Que me enrollo, leñe!! que yo sé, que nadie dijo que esto de vivir fuera fácil... pues eso!
Besossssss hipotecados, esa las lloramos todos, eso si, ayssss
Te comprendo perfectamente...cuando te aburras haz lo que yo, elijo a la gente con la que charlar para no aburrirme...
Besos!
Así es la vida¡ Un buen día...no sé...te despistas o te vas por otro camino, o ...el caso es que sin quererlo (al menos conscientemente), te ves en otro mundo, como en otra dimensión...En fin...siempre nos quedará PArís..¿no?
Besos.
No pasa nada, Pepe. Por ahí hemos pasado todos y seguimos en pie.
Vale, es un coñazo, es frustrante, tienes sensación de raro, de que tus amigos están idiotas perdidos y te aburres con ellos.
Hay una solución, y es quedar con ellos pero en pequeñas dosis, no todos en manada. Con grupo pequeño, el tema de conversación suele ser más diversificado.
De todas maneras, relaja un poco, simplemente han cambiado sus prioridades, y volverán a cambiar en un tiempo.
Las tuyas también. Son tus amigos, que no se te olvide, y aunque ahora no lo parezcan, siguen estando ahí, seguro. Para lo que te haga falta.
Un abrazo, y tranquilo. Que me gastas una lechecilla que no puede ser, hombreeeee!!!
Un beso
Jojojojo, ya sabes mi opinión a todo esto, así que para qué repetirme. Y también sabes lo opino de tu vida como inquilino compartido... bwhahahaahahahah!!!!
Eres un cobarde. Por aguantar todo lo que dices que has aguantado y por concluir así. Tú si que no mereces la pena..
Me alegro de no haber sido nunca tu amiga.
y por cierto soy María José
Publicar un comentario
<< Home