13 Cosas que no deben decirse en voz alta
A veces elevo un poco la voz, sobre todo cuando me animo. Una de las consecuencias es que una conversación que en principio se mantenía en términos estrictamente privados pasa a ser, al menos en parte (la mía), del dominio público si alguno de los que están alrededor decide prestar atención a mis palabras. Esto me importa bastante poco y no suelo concederle mayor importancia pero hay ocasiones en las que me gusta jugar a adivinar los pensamientos de esos oyentes fortuitos observando sus reacciones según voy hablando.
Suelo reirme bastante de mi mismo y eso en general causa regocijo en los que escuchan. Me gusta contar las historias haciéndolas disparatadas y absurdas y eso también suele causar diversión. A veces hablo de cosas que nadie entiende y entonces, en muchas ocasiones, surge la indiferencia. Nada de extraordinario en todo ello, son reacciones bastante corrientes y previsibles ante manifestaciones en apariencia intrascendentes. Sin embargo el otro día mi voz se elevó, mi risa también, cuando le decía a un amigo que tengo la impresión de que vivimos unos tiempos de pensamiento único y dirigido, de total ausencia de crítica, y de ufanamiento y fatuidad generalizados. Que esa actitud se potencia desde los centros de poder y de gobierno, previsible, y lo que es peor, desde muchos de los autoproclamados bastiones de defensa de la libertad y del pensamiento crítico frente a los abusos de los poderosos (entiéndase por ello a gran parte de la prensa, escrita, radiofónica y televisiva y al pelotón cultural progresista (Escritores, actores, músicos, etc...), y muchos de los no progresistas también, que pueblan el zoo mediático que nos rodea). De forma que cada vez que uno tiene la desgracia de oir hablar a alguno de los personajillos en cuestión no puede si no convencerse de que el individuo no dice otra cosa que sandeces las más de las veces y que a pesar de ello está sumamente alegre por haberse conocido, hechos por los cuales, en otro tiempo, habría sido considerado sin duda alguna como un idiota. Pero hoy en día no es así, se considera como verdad inmutable que:
A veces elevo un poco la voz, sobre todo cuando me animo. Una de las consecuencias es que una conversación que en principio se mantenía en términos estrictamente privados pasa a ser, al menos en parte (la mía), del dominio público si alguno de los que están alrededor decide prestar atención a mis palabras. Esto me importa bastante poco y no suelo concederle mayor importancia pero hay ocasiones en las que me gusta jugar a adivinar los pensamientos de esos oyentes fortuitos observando sus reacciones según voy hablando.
Suelo reirme bastante de mi mismo y eso en general causa regocijo en los que escuchan. Me gusta contar las historias haciéndolas disparatadas y absurdas y eso también suele causar diversión. A veces hablo de cosas que nadie entiende y entonces, en muchas ocasiones, surge la indiferencia. Nada de extraordinario en todo ello, son reacciones bastante corrientes y previsibles ante manifestaciones en apariencia intrascendentes. Sin embargo el otro día mi voz se elevó, mi risa también, cuando le decía a un amigo que tengo la impresión de que vivimos unos tiempos de pensamiento único y dirigido, de total ausencia de crítica, y de ufanamiento y fatuidad generalizados. Que esa actitud se potencia desde los centros de poder y de gobierno, previsible, y lo que es peor, desde muchos de los autoproclamados bastiones de defensa de la libertad y del pensamiento crítico frente a los abusos de los poderosos (entiéndase por ello a gran parte de la prensa, escrita, radiofónica y televisiva y al pelotón cultural progresista (Escritores, actores, músicos, etc...), y muchos de los no progresistas también, que pueblan el zoo mediático que nos rodea). De forma que cada vez que uno tiene la desgracia de oir hablar a alguno de los personajillos en cuestión no puede si no convencerse de que el individuo no dice otra cosa que sandeces las más de las veces y que a pesar de ello está sumamente alegre por haberse conocido, hechos por los cuales, en otro tiempo, habría sido considerado sin duda alguna como un idiota. Pero hoy en día no es así, se considera como verdad inmutable que:
- Todas las opiniones son respetables.
- No se puede ni se debe generalizar.
- El consenso y el diálogo son las herramientas con las cuales se deben de resolver los problemas.
4 Comentarios:
jajajaj....bien. Luego contarás por qué. Jo, pensaba que iba en el mismo post y andaba ahí leyendo rápido...esto no se hace. A ver, lanza tus porqués, que te contesto (aunque en parte estoy de acuerdo contigo). Jajaja...me has hecho reír.
Saludos!
jajaaj, a mi me ha pasado lo mismo que a libertad, iba leyendo a toda mecha..jeje, No si al final...le vamos a pillar este puntillo tan a lo PEPEDIXIT...ta bien esto, ta bien.
P.D: gracias por la visita a mi blog y por el comentario
P:D: a mi tb me encanta ver las caras de la vencidad ante determinadas..."¿opiniones?", jeje. En cuanto a lo demás...pues que tienes razón, hay personajillos que sólo dan grima.
Un besete.
A mí no me lo expliques, hace tiempo que lo sé... jeje.
Besosssssss de tolerancia cero que es la que practico habitualmente con los idiotas (y sí, también me miran mal cuando lo digo en voz alta)
Ppues estoy contigo y con Marga, me sumo a mirar la cara de los demás cuando se sorprenden por mantener esas mentira de dichas expresiones. Ea!
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