8 Las paredes blancas
Llevo cosa de tres semanas enfrentado a una pared en blanco y creo que esta vez he llegado a dónde tenía que llegar. Hace cosa de un mes me planteé un problemilla que se desvía bastante de mis líneas de trabajo habituales por lo que carezco de la experiencia y de recursos para resolverlo pero en el que me paetece trabajar. Me pasé dos semanas leyendo sobre sus fundamentos teóricos y ensayando caminos ya recorridos por otros, y por lo tanto relativamente documentados, que me permitiésen aprender y comprender la naturaleza del problema, al tiempo que le daba vueltas a las posibles vías comerciales y de financiación. Luego hice lo que siempre hago cuando no encuentro la solución a un problema de forma más o menos inmediata, o cuando a pesar de tener una idea más o menos general de lo que quiero y de lo que puedo hacer no encuentro la forma de llevarlo a la práctica (que es el caso): Contemplo una pared en blanco (metafóricamente hablando, claro). Lo hago durante varios días, simplemente miro el problema pero no pienso en él, solo miro y espero, hasta que finalmente, de forma natural, aparecen puertas en esa pared y con ellas caminos para abordar el problema. El periodo de contemplación es variable y aunque otras veces he necesitado más tiempo tengo la sensación de que la inspiración esta vez no va a venir a visitarme y voy a ser yo el que tenga que ponerse a trabajar lo cual me disgusta bastante porque se que eso no es si no una forma de ir totalmente a ciegas.
Siempre he confiado en esta forma de resolver los problemas, y no solo los profesionales. El caso es que por primera vez me planteo si no voy a tener que cambiar de actitud y enfocar los problemas de otra manera porque las ideas felices ya no surgen como antes. Hay un indicador muy elocuente: Trabajo con cuadernos, en ellos escribo, o al menos solía hacerlo, todo lo que se me pasa por la cabeza. Normalmente un cuaderno me duraba un par de meses y en el había anotaciones de todo tipo, desde me gusta fulanita hasta la lista de la compra. El último cuaderno lo empecé en febrero de este año y lo acabé a finales de agosto, lo he usado poco, y, revisándolo, encuentro que solo hay anotaciones relativas a los dos o tres proyectos en los que he trabajado este año y muchas acotaciones del tipo "Esto no funciona", "No sale nada", "¿Por qué, por qué, por qué, por qué?" Pero, ninguna tontería o idea rocambolesca. Y de esas antes abundaban.
Hay algo que no funciona y que está fuera de su sitio. ¿El qué?
Llevo cosa de tres semanas enfrentado a una pared en blanco y creo que esta vez he llegado a dónde tenía que llegar. Hace cosa de un mes me planteé un problemilla que se desvía bastante de mis líneas de trabajo habituales por lo que carezco de la experiencia y de recursos para resolverlo pero en el que me paetece trabajar. Me pasé dos semanas leyendo sobre sus fundamentos teóricos y ensayando caminos ya recorridos por otros, y por lo tanto relativamente documentados, que me permitiésen aprender y comprender la naturaleza del problema, al tiempo que le daba vueltas a las posibles vías comerciales y de financiación. Luego hice lo que siempre hago cuando no encuentro la solución a un problema de forma más o menos inmediata, o cuando a pesar de tener una idea más o menos general de lo que quiero y de lo que puedo hacer no encuentro la forma de llevarlo a la práctica (que es el caso): Contemplo una pared en blanco (metafóricamente hablando, claro). Lo hago durante varios días, simplemente miro el problema pero no pienso en él, solo miro y espero, hasta que finalmente, de forma natural, aparecen puertas en esa pared y con ellas caminos para abordar el problema. El periodo de contemplación es variable y aunque otras veces he necesitado más tiempo tengo la sensación de que la inspiración esta vez no va a venir a visitarme y voy a ser yo el que tenga que ponerse a trabajar lo cual me disgusta bastante porque se que eso no es si no una forma de ir totalmente a ciegas.
Siempre he confiado en esta forma de resolver los problemas, y no solo los profesionales. El caso es que por primera vez me planteo si no voy a tener que cambiar de actitud y enfocar los problemas de otra manera porque las ideas felices ya no surgen como antes. Hay un indicador muy elocuente: Trabajo con cuadernos, en ellos escribo, o al menos solía hacerlo, todo lo que se me pasa por la cabeza. Normalmente un cuaderno me duraba un par de meses y en el había anotaciones de todo tipo, desde me gusta fulanita hasta la lista de la compra. El último cuaderno lo empecé en febrero de este año y lo acabé a finales de agosto, lo he usado poco, y, revisándolo, encuentro que solo hay anotaciones relativas a los dos o tres proyectos en los que he trabajado este año y muchas acotaciones del tipo "Esto no funciona", "No sale nada", "¿Por qué, por qué, por qué, por qué?" Pero, ninguna tontería o idea rocambolesca. Y de esas antes abundaban.
Hay algo que no funciona y que está fuera de su sitio. ¿El qué?