La búsqueda de la perfecta imperfección (I)
No lo recordaba, pero al ver que todos asentían con la cabeza tuve que dar por cierto lo que me contaba Tomás al recordar que en su primer día de trabajo pensó que tal vez no había sido muy buena idea venirse a trabajar con nosotros al oirme decir que "Hay dos formas de hacer las cosas: La mala, y la mía". Así, tal cual dicha, la verad es que emana un poco, o un mucho, de suficiencia (vale, y también de prepotencia). La verdad, también, es que aunque no recordaba haberlas pronunciado, y que en la mayoría de las ocasiones subscribirlas sería del género tonto, me halagó saber que esas palabras eran mias. Cosas del ego.