pepe dixit

23 abril, 2006


75025 Ciclos

Hay multitud de acontecimientos que inducena pensar o a concebir la vida como algo cíclico y recurrente de forma que por el hecho de que algo tenga un principio ha de tener inexorablemente un final. En todas las mitologías, excepto en las derivadas del judaísmo, el tiempo y la vida se expresa y se entiende de una manera cíclica en la que existe un comienzo, un perido de juego y un ocaso que una vez superado da paso a un nuevo periodo de juego.

Los signos de que la realidad efectivamente es de esa manera son muy claros y evidentes: La explosión de la vida, su ocaso con la muerte y de nuevo la creación de vida; el pausado transcurrir de las estaciones con la primavera transformandose en un verano que acaba derivando en un otoño que finalmente declina en un invierno que termina muriendo para dar paso de nuevo a una primavera; o la historia de las sociedades humanas que no son más que un continuo de experimentos en el que diversos modelos sociales son ideados, ensayados y fianlmente desechados y substituidos por otros más o menos nuevos, generalmente, al menos hasta ahora, de una forma bastante traumática.

La propia esencia de la vida es el cambio. Oponerse a ello y no querer reconocerlo es un esfuerzo futil y abocado al fracaso. No querer afrontar la necesidad de cambio acaba colocándote allí dónde nunca quisiste estar, donde solo se saborea la amargura que produce la consciencia de haber desperdiciado el tiempo.

"And then the one day you find ten years have got behind you

No one told you when to run, you missed the starting gun.

And you run and you run to catch up with the sun, but it's sinking

And racing around to come up behind you again"

Pink Floyd Time


Siento que he llagado al final de un ciclo. Mi modelo de vida, como le ocurre a los modelos políticos y sociales, o a las estaciones, está exhausto y agotado, no da más de sí, y yo, ahora mismo, estoy bastante confuso y atribulado. Hace cosa de un mes me di cuenta de que había llegado a la siguiente encrucijada, de hecho llevaba ya un tiempo en ella, esperando a que algo ocurriese, y que era el momento enfrentarme con ello y elegir. Don Quijote echaba mano de Rocinante para tomar esas decisiones, era el caballo quién escogía la senda a recorrer. Yo ahora echo de menos no tener un rocín que me ofrezca ese servicio. La última vez que me encontré en esa situación fué hace 5 años. Acababa de terminar mis estudios, llevaba un año trabajando y aunque por primera vez en mi vida tenía una relación sentimental estable todo desentonaba y no había forma de encontrar un poquito de equilibrio. Me pasé un tiempo escondiendo la cabeza, negando la realidad y esperando que ocurriese algo que ordenase todo aquello de alguna manera que me resultase satisfactoria. Evidentemente nada ocurrió y fue, finalmente, mi padre quién me dió el empujón que me sacó de aquello. Como resultado me pasé un año viendo mundo, leyendo mucho y gastándome el dinero que había ahorrado. Mi primera relación estable, como es de imaginar, no aguantó, cuando se me acabó el dinero volví a casa con cara de niño bueno, me puse a currar de nuevo en algo que me aburría bastante pero que me permitió, pagaban muy bien, ahorrar dinero y montar una empresa para poder trabajar en algo que no me aburre nada en absoluto, aunque a veces me desespera (no se puede tener todo ¿no?) y llegar hasta aquí, por cierto sin ninguna relación estable, siendo consciente de mis capacidades y con la seguridad de ser capaz de encontrar el camino para disfrutar de mi vida. Esa ha sido la última estapa de mi vida, la que se está acabando.
Llevo un mes dándole vueltas a la pregunta ¿Y ahora que hago?. En la situación en la que estoy ya no puedo, o ya no debo, seguir más tiempo. La dinámica de estos últimos años ha consistido más o menos en trabajar solo, deber dinero, a veces bastante, generar dinero para pagar las deudas y volver a endeudarme para poder seguir haciendo cosas. Ahora mismo sé a ciencia cierta tres cosas: Quiero tener algo de beneficio, mira que soy egoista; tengo más trabajo del que puedo abordar yo solo y, y esto si que no me lo esperaba, me apetece volver a tener una relación mínimamente estable. Barajo dos alternativas: Me olvido de todo y me busco un trabajo "normal", con un sueldo a final de mes y un jefe todos los días, a ver que es lo que ocurre. Carlos vaticina que no aguantaría más de tres meses, ninguno de los dos hemos nacido para eso. O, y esta es la opción segunda, consigo 120000 euros amplío la empresa, contrato 3 empleados, me busco unas oficinas más grandes y alguien que comercialice, y me embarco en el desarrollo de todas las idéas y proyectos que tengo.
Los 120000 euros es el coste que estimo que implicaría funcionar un año sin ingresos, dedicado únicamente a desarrollar y a buscar mercado. Es complicado porque como salga mal es demasiado dinero y es aquí dónde me entran las dudas. No he contratado, porque no lo he buscado, trabajo nuevo desde hace 4 meses, otro signo de que el ciclo se acaba y de aquí a un mes aproximadamente termino todos los proyectos que tengo pendientes. El plan es tomarme entonces un mes para pensar qué hago y cómo lo hago aunque pienso en Don Quijote dejándo la elección en el albedrío de Rocinante y me doy cuenta de que el camino es indiferente, lo que importa es como juegues tus cartas.

5 Comentarios:

Blogger Ana said...

Y el término medio?
Contratar a alguien que te permita abordar nuevos proyectos que te proporcionen ingresos, crecer despacio, controlando las cosas...no sé, es que parece muy aventurada la opción de hacerlo todo grande de repente...pero tú sabes cuáles son tus límites.
En cuanto a las relaciones estables, es más trabajo. Pero también es gratificante querer y que te quieran. Aquí entra mucho más en juego el factor suerte.
Yo te deseo la mejor de las suertes, hagas lo que hagas.
Un besote. El final del ciclo es que te estás haciendo un hombrecito. A ver cómo lo encajas.

11:16 p. m.  
Blogger GLAUKA said...

Tal vez tú lo veas como un momento de crisis por las dudas pero, desde fuera, se ve de otra forma: se ve como un futuro mejor, con expectativas.

De ser tú buscaría los 120.000 sin dudarlo, y te diré además, que se de uno que tuvo un planteamiento similar, y trascurridos los seis primeros meses de ese año, las expectativas habían superado en más de un 600 % lo previsto inicialmente. AIsque, inténtalo.

11:17 p. m.  
Blogger Marga said...

Ufff lo puse antes pero se borró, cómo está hoy el blog!!

Pues como te decía, dixit, ésta funámbula habituada a caerse más que a mentenerse en la cuerda descubrió recién que uno SIEMPRE sabe lo que le apetece o lo que debe, o ambas cosas, otra cosa es que lo haga... jeje. En cualquier caso es lícito errar, acertar o quedarse a medias.

Besosss desde el caos, que por lo visto dicen que no es más que el orden desordenado pero orden al fin... jajajaa

9:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

El caso es que veo que nadie se presta a donar los 120.000 euracos del ala. Y yo no voy a ser menos, claro (ni siquiera los tengo)...

El caso es que estás en pleno farol. Aguantarlo un poco más aumenta la apuesta y la posibilida de acabar con pingües estipendios... o, por el contrario, pelao y sin suelto para volver a tu casa en taxi. Lo que quieres está claro (estoy más que convencido de que sabes exactamente lo que quieres hacer) ahora bien, ¿es más fuerte el miedo al dinero (respetable, ojo, que no me estoy riendo de ese miedo) o el miedo al "pude-hacerlo-pero-lo-dejé-pasar" que pueda aparecer en un futuro?

Siempre en el invierno de nuestro descontento. ¿Acaso no deshelará un día de estos?

12:38 a. m.  
Blogger Artabro said...

Esto es "sublime decisión", te deseo suerte y que encuentres a tu señorita con aparato, para que ayude a escribir tu vida.
Un saludo.

12:16 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home