pepe dixit

17 mayo, 2006

317847 Recuerdos
Soy demasiado holgazán para ponerme a desarrollar algo cuando la idea germinal no nace en un estado pulido y desbrozado y eso es algo que últimamente no ocurre con mucha frecuencia, así que buscando algo pudiera emplear como causa primera empecé a revisar los textos que tengo escritos y guardados en el portátil. Me encontré, del mismo modo que te encuentras con un amigo por la calle, con este que vendrá a continuación, no es muy extenso, como casi todo lo que escribo, ya he comentado que cuando hay que empezar a trabajar me vulevo holgazán, no recuerdo cuándo lo escribí ni tampoco el por qué, pero al releerlo me viene a la memoria alguien que curiosamente últimamente ha vuleto a pasearse por mis sueños, país del que la creía desterrada hace tiempo, y también el capítulo de inicio del "El corazón de la tinieblas" de Joseph Conrad. Me he pasado tres días buscando el libro por toda la casa para releer ese primer capítulo y ver si mi asociación mental tiene algún punto de justificación y he pensado en volver a llamar a esa persona para ver si su excursión por mis sueños es voluntaria u obedece a un extravío momentáneo. El libro no ha aparecido por lo que supongo que debí de dejárselo a mi hermana pequeña en algún momento. El teléfono sigue colgado.
El texto es el que sigue, está titulado como Hechicera, pero ahora me parece demasiado cursi.

"Cuando tiré los dados yo ya sabía que tendría la mala fortuna de sacar la mejor tirada posible. No podía perder, con lo que el juego terminaba y llegaba a su fin. El ocaso de la aventura. El fin del la incertidumbre.

Sus sonrisa y sus ojos atestiguaban el hecho de que yo había caído en la trampa, había jugado y había ganado. Tal vez la partida estuviese decantada de mi lado desde el inicio, posiblemente solo el hecho de jugar y asumir el riesgo fuesen argumentos suficientes para triunfar. Nunca lo sabré y ella nunca me lo dirá. ¿Dónde se ha visto una hechicera que revele sus artes? Mi mala suerte o mi imprudencia, las dos de la mano, me han traído hasta aquí, pero... ¡No, me engaño! Imprudencia ha habido, la mala suerte la he buscado, pero a pesar de ello y antes de todo ello yo ya era una de sus víctimas, ella lo sabía y por eso me buscó. Yo solo seguí el juego.

Recuerdo cómo era todo antes, el dulce sopor de la normalidad, la tranquilidad que proporciona la monotonía de un día igual al anterior y el saber que el que vendrá no será muy diferente ni del presente ni de la mayoría de los anteriores. Tener la certidumbre, ahora se que solo es la ilusión, de poder describir a grandes rasgos como serán los días que vivirás. Cuántos habrá felices y cuántos tristes, el por qué de esa felicidad y el origen de las sombras de la tristeza. Habrá días anodinos, insulsos, pero son necesarios e inevitables. Tal vez, si los contase, resultasen ser demasiados para mi gusto por eso no conviene pensar demasiado en ello. Es preferible abandonarse al deleite del momento, la mañana con el desayuno, perezoso, o la caída de la noche y la sensación de tranquilidad en la que me imbuye su llegada.

Ella también llego de noche pero no trajo la tranquilidad. Lo que sigue narra su llegada, el juego, mi victoria, y cómo con ello perdí todas las certidumbres que había en mi vida. Podría explayarme contando la búsqueda a la que esa pérdida me abocó, sigo inmerso en ella, y mi relato sería mucho más fiel y seguramente divertido, pero hacerlo revelaría de mí mucho más de lo que me gustaría que supieseis, tal vez me viese obligado a mentir, y además aún no conozco el final. Así que mejor empecemos por el principio, ese que todos conocemos: Ella llegó una noche."

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo said...

Está muy bien, Pepe!!
Por qué no lo continúas? Tiene muy buena pinta.
Ánimo!
Un beso

4:11 p. m.  
Blogger Marga said...

Pues a mí tu relato de la presencia y llegada de la hechicera me gusta... aun moviéndonos en certidumbres acaban resultando no serlo tanto, como tu libro de Conrad y tus sueños...

Besosss Pepe pixi!

5:59 p. m.  
Blogger Juan Enrique Vicuña said...

Excelente texto, excelente prosa. Por favor tienes que continuarla. esta es una historia que no puedes dejarla a medias. Misteriosa y cautivante al mismo tiempo. Saludos.

2:14 a. m.  

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